Diez años con Francisco

El 13 de marzo de 2013 los fieles congregados en la plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, vieron alzarse sobre los techos la esperada fumatta bianca: Jorge Mario Bergoglio había sido electo Papa de la Iglesia Católica; al asumir tan ilustre dignidad tomó por nombre Francisco como homenaje al poverello de Assis, sin embargo tal decisión mostró una identidad que se ha mantenido a través de los años y un compromiso que pronto dio muestras en la cotidianidad de su quehacer.

Fue elegido en la quinta votación del segundo día del conclave, pero ya había sido considerado “papable” en 2011 cuando quedó en segundo lugar detrás de Joseph Ratzinger, cuando este terminó siendo S.S Benedicto xxvi; su designación dos años después adquiríó caracteristicas especiales pues resultó ser el primer papa de procedencia americana, el primero que no es nativo de Europa, Oriente Medio o el norte de África, y el primero procedente del hemisferio sur del mundo. También destaca por ser el primer pontífice no europeo desde el año 741, cuando falleció Gregorio III, que era de origen sirio. Además, también es el primer Papa perteneciente a la Compañía de Jesús.

 Al explicar el porqué de su opción por el nombre de Francisco de Asís resaltó: «Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la Creación».

En sintonía con esos criterios durante su pontificado ha dado a conocer tres importantes encíclicas (documento  que indica una alta prioridad para un tema en un momento dado) que permiten comprender mejor los fundamentos de su magisterio; la primera, Lumen fidei (La luz de la fe) fue presentada el 5 de julio de 2013 a pocos meses del inicio de su elección y aborda la fe desde la teología católica con motivo del Año de la Fe.

Le siguió la muy citada y recordada Laudato si’ (Alabado seas) titulada a partir de un fragmento del Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís quien compuso el poema como expresión de alabanza a todas las criaturas terrenales así como a las fuerzas de la naturaleza, por lo que S. S Francisco lo recordaba el 24 de mayo de 2015 clamando también por la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible.

La tercera, Fratelli tutti (Hermanos todos) aborda la fraternidad y la amistad social y fue presentada el 3 de octubre de 2020.  

Los planteamientos anteriores han sido corroborados por las Exhortaciones Apostólicas proclamadas por el Papa, las cuales permiten apreciar de manera más integral sus concepciones y su posición con respecto a la fe como sólido basamento en el desempeño cotidiano de la Humanidad; las cinco publicadas hasta la fecha son: Evangelii Gaudium (sobre la evangelización), Amoris laetitia (sobre el amor en la familia), Gaudete et exsultate (sobre la llamada a la santidad), Christus vivit (sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional) y Querida Amazonía (sobre sus sueños para la Amazonía).

Paralelamente sus ideas sobre las ciencias coinciden en entender que el don de la misma «ayuda a percibir la grandeza de Dios a través de la Creación para custodiarla como un regalo para el beneficio de todos y no caer en algunas actitudes excesivas o equivocadas que lleven a su destrucción».

Desde ese criterio concuerda con el papa Pio XII en el juicio de que el Big Bang (una teoría que se inspira en las ideas del sacerdote católico Georges Lemaître) es pertinente como teoría del origen del Universo y no se contradice con la noción de Dios creador  sino que «por el contrario, la exige».

A su vez, en declaraciones que realizó durante un discurso ante la Academia Pontificia de las Ciencias de la Santa Sede, Francisco aseguró —en consonancia con la postura de la Iglesia— que «la teoría de la evolución y el Big Bang son completamente posibles» como medios de los que se ha valido Dios y señaló que, «la evolución y Dios no son excluyentes, todo lo contrario, van de la mano».

En este breve apunte sobre el decenio del papado de S.S. Francisco es preciso recordar también que colaboró activamente en la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Funcionarios estadounidenses han afirmado que el pontífice y el Vaticano jugaron un «rol clave» en el histórico giro político para acabar con más de medio siglo de enemistad.

Es preciso insistir que todo esto, que pudiéramos considerar «labor intelectual», se ha desarrollado simultáneamente con una activa participación en viajes y encuentros con personalidades de todas las tendencias, algo que  resulta significativo en una persona con 84 años de edad y varias dolencias entre las que sobresale un viejo padecimiento pulmonar. 

De igual modo sus decisiones personales de no habitar el palacio papal sino la sencilla Casa Santa Marta; no emplear el “Papamovil” en sus traslados sino un simple vehículo abierto; abandonar las exclusivas zapatillas rojas confeccionadas a medida y habituales hasta ese momento en las vestiduras papales para conservar sus zapatos de siempre y siempre pedir “recen por mí” han configurado la imagen de un Pontífice diferente, más ocupado en los demás que en sí, alguien que responde a su solicitud de ser “pastores con olor a ovejas”.     

Para algunos estas actitudes corresponden con las de un «peronista», para otros las de un «marxista» y en sentido general muchos lo asumen como  una figura de la llamada posición «progresista», más evidente si a lo anterior se añaden sus criterios sobre las migraciones y la discriminación por raza u origen, el trato hacia la homosexualidad, la necesidad de renovación de las estructuras vaticanas y otros temas que muchas mentes esquemáticas no consideran que deban ser terrenos donde la Iglesia se adentre.  

Más allá de la capacidad de evaluar al Papa por sus actitudes es necesario tener claro una cuestión: la sobresaturación de juicios sobre la base de las ideas políticas o sociales se ha hecho en nuestros tiempos algo que sobrepasa la capacidad de muchos de los “jueces”, pues con el afán de ostentar su forma de pensar y “disfrutar la gloria de un instante en internet” —like mediante— deslindan a los demás en peligrosos bandos generalmente enfrentados en imprecisos y arbitrarios criterios sin tener en cuenta que como dijo un poeta «nadie es una isla completo en sí mismo» y, por tanto, la vida —y la res publica— hace que seamos capaces de entender que todo juicio implica el “contrajuicio” de la evaluación que otros hacen de nosotros, algo que infinitas veces se descarta desde la egoísmo de “sólo yo tengo la razón”.

Una antigua sentencia india propone que antes de juzgar a otro caminemos un día “con sus zapatos”; hemos de tener claro que “los zapatos” del Papa son los de la Iglesia; puede que como colectivo humano que asume una Fe, queramos verla más homogénea, más afín entre todos su miembros, sean estos sacerdotes, laicos o los tantos católicos que día a día hacen el mundo confiando en Jesucristo; pero sin lugar a dudas entre ellos y precisamente por ser humanos hay muchos matices y muchas ansiedades; el Papa es aquel que sirve de referente y ha de aunarlos a todos en el esfuerzo común de conservar una casa que lleva milenios de hecha y necesita, cada día, ampliarse y ajustarse a los nuevos tiempos; por tanto, para ser Nuestro Papa ha de ser también el Papa de Todos, y en ese afán S.S Francisco, a pesar de sus años, ha sido un soplo renovador en el Vaticano, sus decisiones desde el primer día han impresionado a todos y su proyección de acercarse a  las minorías ha puesto a reflexionar a muchos.

Recemos por Él.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

REVISTA VITRAL

VITRAL WEB ESTÁ EN LA RED DESDE EL 22 DE FEBRERO DE 1999, CÁTEDRA DE SAN PEDRO

Mostrar Botones
Ocultar Botones
Scroll al inicio