No se puede jugar ajedrez con guantes de boxeo

El 15 de noviembre de 1969 medio millón de manifestantes contra la guerra en Viet Nam se reunieron pacíficamente en Washington D.C en la llamada “Marcha contra la Muerte” o “Marcha por la Vida”. Habían llegado hasta la capital norteamericana desde todos los puntos del país clamando por el fin de un conflicto que se llevaba a los jóvenes lejos de sus familias y no los devolvía vivos y, si lo hacía, era llenos de traumas y lesiones. Como era de suponer el Gobierno no hizo caso y Estados Unidos siguió perdiendo lo más valioso que tiene cualquier país: sus jóvenes.

En estos momentos miles de nuestros jóvenes abandonan nuestras costas en busca de opciones y sueños que debían cumplir entre nosotros; van hacia cualquier parte, ya sea los países vecinos como África o Asia, incluso hacia la guerra en Ucrania; esperan que el Altísimo y la Virgen de la Caridad los acompañen y puedan sobrevivir y ayudar a las familias que quedan aquí.

Es importante precisar que ante la situación que está atravesando el país, el Gobierno y el Partido necesitan comprender que los procedimientos que han empleado hasta el momento están caducos y que expresiones de descontento socio político o desacuerdo con otras medidas pueden surgir en cualquier momento. Es hora que se comprenda que el diálogo, el intercambio, los pactos dan resultados muchísimo mejores que el desprestigio del adversario, la guerra de consignas y, lo que sería peor, la represión por la fuerza.

De igual modo ha de tenerse presente que los modelos de expresión y comunicación empleados hasta ahora corresponden a etapas pasadas cuando la mayoría de la población había nacido en la etapa anterior al 1959 o hasta los primeros ’70 pero que en estos momentos la población activa, la que hace funcionar el país y también la que convoca y participa en estas marchas, ha nacido durante y después de esa oscura etapa conocida como “Período Especial” por lo que sus experiencias corresponden a los momentos más difíciles de la vida nacional, involucrados en crisis económicas sucesivas y necesidades por satisfacer, además de haber tenido al alcance las redes sociales digitales que han puesto, con sus pro y sus contras, informaciones y figuras sin el control de los decisores que hacen la prensa cotidiana. Ser joven en estos momentos no es ponerse pulovers, sentarse en el piso o dar saltos mientras se corea una consigna, eso es lo aparencial, lo íntimo, lo profundo, es cuestionarse muchas cosas que hoy nos rasgan las entretelas del ser.

Es imprescindible utilizar el ingenio, la inteligencia, los pensamientos novedosos que permitan expresar las ideas y ansiedades por encima de estacas y “mítines de repudio”; es necesario buscar alternativas FRATERNALES, sin violencia contra nadie absolutamente.

Llamemos a la reflexión, al uso del intelecto, del pensamiento, para resolver los problemas que nos agobian; es hora de aceptar que ha llegado el momento de dialogar abierta y serenamente. Luego de repetir por años y años que estamos enfrascados en una “Batalla de Ideas”, es un descrédito negarse ahora al diálogo, al contraste de propuestas, a la valoración de alternativas que pueden no ser de nuestro agrado pero que tendrán que demostrar primero su ineficacia, nadie tiene la “llave de los truenos” nadie es infalible ni sabelotodo, no sigamos con la teoría de que se perderán la libertad, la dignidad y las conquistas alcanzadas, esas se puede y se tienen que mantener pero para gente viva, capaz de luchar por ellas.

Históricamente se ha asumido el Materialismo Histórico y Dialéctico como fundamento de este proceso, entonces: recordemos a Engels cuando proclamó que Marx nos enseñó que el ser humano primero tiene que comer, vestir y tener un techo antes que dedicarse a hacer filosofías. Es hora de abandonar tanto idealismo, tanta consigna suicida, tanto desacreditar al otro para no reconocer que puede haber otra vía.

La “Marcha por la Vida” de la que hablábamos al principio no puso fin a la Guerra de Viet Nam, no fue reprimida pero fue ignorada por quienes mantenían el conflicto, no obstante las manifestaciones contra esa guerra continuaron en Estados Unidos y unidas a la lucha de los vietnamitas hicieron que el 27 de enero de 1973 los norteamericanos firmaran los Acuerdos de Paris estableciendo su retirada; lo que cuatro años atrás fue ignorado, se hizo inevitable, pero costó muchas vidas por la obcecación de quienes tenían el poder; reflexionemos, atendamos las voces de la Historia, evitemos la sangre y dialoguemos, en el tablero hay planteada una trascendental partida que habrá de ganar quien ponga más tesón e INTELIGENCIA.

Recientemente un templo de nuestra ciudad fue elevado a la condición de Santuario Diocesano de la Virgen de la Caridad, aunque habrá algunos que piensen que esto es una divagación, roguemos a la Patrona de Cuba, la que acompañó a los mambises en su invasión de Oriente a Occidente y en múltiples exvotos acompaña tantos migrantes, para que ilumine a todos los que disputan sobre el tablero de Cuba una partida de exclusiones y podamos llegar a conseguir las tantas «tablas» que se necesitan para reconstruir la tan maltratada por ciclones —de fuera y de dentro— Casa Cuba.

El triunfo en el juego ciencia y en la convivencia de un pueblo no se logra con guantes de boxeo.

8 de septiembre de 2023.
Solemnidad de Nuestra Señora de la Caridad.

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