Una reflexión sobre la agresividad y la capacidad de superarla

Todo lo que Dios desea es la prosperidad humana.                                                                                                San Agustín

El libro del Génesis nos relata el fratricidio cometido por Caín a su hermano Abel, los hijos de Adán y Eva. Este drama llama la atención por un desenlace que sorprende. Tal vez el autor quiso alertar sobre una tendencia impulsiva innata: la agresividad.

En el Diario de Anna Frank hay un párrafo conmovedor… “Yo no creo que la guerra sea cosa de grandes hombres, gobernantes y capitalistas. ¡Nada de eso! Al hombre pequeño también le gusta, si no, los pueblos ya se habrían levantado contra ella. Es que hay en el hombre un afán de destruir, un afán de matar, de asesinar y ser una fiera”.

Las ciencias como la Psicogenealogía han estudiado el problema a través del estudio transgeneracional se puede determinar y sanar los conflictos inconscientes que hemos heredado de nuestros ancestros. Lorenz considera la agresión como un impulso innato, la necesidad de ser agresivo que busca constantemente su expresión, un impulso que puede ser reorientado. Hardy y Harris basados en la psicología evolucionista plantean que somos impulsados no a matar sino a la moral y que las principales raíces evolutivas de la agresividad pueden retrotraerse.  

Autores como Masiá Clavel dan una visión optimista… El ser humano puede vivir conscientemente, es decir, no sólo vivir, sino pensar sobre la vida, puede ser crítico y creativo, criticar la vida y crear nuevas modalidades de vivir. André Rochais profundiza… el ser en los comienzos de la vida es una realidad totalmente inconsciente. Pero, igualmente, es una realidad evolutiva, movida por un dinamismo de crecimiento que le impulsa sin cesar a actualizar sus potencialidades que le constituyen y a aparecer en la consciencia del sujeto. Precisa dónde y cómo puede generarse el cambio… el lugar donde hay que alcanzar al hombre para que todo se ponga en su lugar, es el fondo del ser humano, ahí donde está lo positivo.  

Enrique Rojas define que educar es ayudar a alguien para que se desarrolle de la mejor manera posible en los diversos aspectos que tiene la naturaleza humana. Educar significa comunicar conocimientos y promover actitudes. Jacques Maritain considera la educación moral como un aspecto de aquella obra, nueva y eterna, que es la educación integral del ser humano.

La conciencia moral, según Rochais y la escuela PRH, está tomada en el sentido que «la persona hace referencia para juzgar sus actos». La conciencia profunda es una ley interna recibida y experimentada como buena para sí, para los otros y favorable para el crecimiento… lleva a la libertad interior, a la fidelidad a sí mismo, incluso aunque eso deba ir contra las costumbres o de las reglas del ambiente. Deepak Chopra da una síntesis interesante… la salud espiritual y la responsabilidad moral son los dones más preciados del ser humano.

Un axioma aceptado… el hombre nace, el hombre se hace.  Por ejemplo, se nace con el temperamento mientras que el carácter hay que forjarlo. Tenemos dimensiones o capacidades innatas… la corporal, la psicológica, la social, la moral, la espiritual, la trascedente y la religiosa son nuestras potencialidades a descubrir y desarrollar en el medio social, el familiar en primera instancia.

Nathaniel Branden expresa un criterio sobre la autoestima que anima al dominar los impulsos agresivos… cuanto más alta sea nuestra estima, más inclinados estaremos a tratar a los demás con respeto, benevolencia y buena voluntad, ya que no los percibiremos como amenaza.

Veamos la importancia de los valores humanos, según Alfredo Espinosa, son aquellos bienes universales que pertenecen a nuestra naturaleza como personas y que, en cierto sentido, nos humanizan, porque mejoran nuestra condición de personas y perfeccionan nuestra naturaleza humana. Hay valores humanos en general, y nuestros propios valores personales. Los valores tienen que ver con el pacto horizontal o social son los elementos sobre los que se sostiene la concordia.

El valor de valores fue proclamado por Cristo recogido en el evangelio de Mateo 22, 36-37… “el   mandamiento más importante de la Ley: Amarás al Señor con toda tu alma y con toda tu mente.  Este es el primer mandamiento y el más importante. El segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. La persona que auxiliada por la gracia de Dios enfrenta la vida desde la perspectiva del amor profundo, creador, de donación, solidario tiene las de ganar en todo momento.

La ley del amor, la conciencia moral, el dinamismo de crecimiento del ser que es positivo, la adquisición de valores y virtudes le conforman como digno homo sapiens. Soren Kierkegaard expresó una idea esperanzadora… ser humano puedes ser la persona que uno realmente es.

Referencias bibliográficas

  1. Anne Ancelin Schutzenberger. Cómo pagamos los errores de nuestros antepasados. París-Niza-Montreal, 25 09 1998   Formato digital
  2. Thomas Hardy Leahey, Richard Jackson Harris. Aprendizaje y Cognición. Prentice Hall 4a. edición   Madrid, España 1998 p. 361 ss
  3. Lorenz en: ob. cit
  4. Juan Masiá Clavel. Del paisaje a la cultura. 1ª. parte. Rev Cuadernos. Enero-feb. 2015   p 1 s
  5. André Rochais en: La persona y su crecimiento. Fundamentos antropológicos y psicológicos de la formación PRH. PRH- Internacional. Madrid, 1997 
  6. Enrique Rojas. La conquista de la voluntad. Cómo conseguir lo que te has propuesto. EDICIONES TEMAS DE HOY, S. A. (T. H.), 1994
  7. Jacques Maritain en:  José E Collazo.  La formación de la conciencia moral. Rev Vitral, abril-junio 2016   n. 122
  8. Deepak Chopra. Las siete leyes espirituales del éxito. FORMARSE.  Formato digital. 1994
  9. Nathaniel Branden. Cómo mejorar su autoestima. Formato digital
  10. Alfredo Espinosa. De Virtudes o Valores a Virtudes y Valores. Comunicación personal. Cienfuegos. Formato digital.
  11. José E Collazo. Las conductas humanas necesitan fundamentos. Rev Amanecer. No. 133   Año XXIII mayo-junio 2017   p. 22,23 

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