René Navarro habla de su salario como jubilado: “Tuve que salir a vender pomos plásticos”

¿Cuán difícil puede ser catalogar como el mejor a un colega de trabajo por más de tres décadas, sobre todo si junto a él existieron y existen otros, cuyas figuras son reconocidas y enaltecidas día por día?

Pues, sencillamente, mi entrevistado de hoy, en mi opinión y quizás en la de muchísimos cubanos, ha sido y es el mejor narrador deportivo de Cuba.

Son reconocidas e inolvidables sus frases: “Cuba arriba, arriba Cuba”, “De Cuba y para el mundo”, “Torre a cuatro manos”, sus calificativos a basquebolistas como “el Ninja”, “el Junior”, “el Tigre” o los dirigidos al voly, “Espectaculares Morenas del Caribe” y la “Muralla color chocolate”.

Ni qué decir de aquellas epopéyicas descripciones de ciclismo, atletismo, baloncesto, voleibol…, porque donde lo pusieran, René Navarro Arbelo, la sacaba del parque a más de 400 metros.

Recuerdo una noche que yo, de televidente, pongo el juego de pelota que iban a trasmitir desde el Latino, y ¡cuál no sería mi sorpresa al escuchar al “Cuco” (sobrenombre que le pusiera el ya desaparecido narrador de Radio Rebelde, Antolín León).

Resulta que se enfermó o no llegó a tiempo uno de los narradores y fue llamado Navarro, a quien por cierto ¡le tocaron cada jugadas! que en forma magistral describió.

Al otro día, en la Redacción Deportiva, todos hablábamos de lo mismo y hubo más de uno que afirmó: “menos mal que no le dio por el béisbol”.

Con estos antecedentes les presento a René Navarro, un grande entre los más grandes, de la narración deportiva cubana.

“¡Uff, me parece que me has elevado mucho! Se ve que me quieres. Han existido y hay colegas talentosísimos; no soy el único, ni el mejor”.

 Siempre así, el Cuco siempre ha sido así: modesto, sencillo. Pero bueno, empecemos.

¿Orígenes? ¿Siempre inclinado por el deporte? ¿Fuiste atleta?

“Yo nací el 15 de diciembre de 1945 en Madruga, antiguo municipio habanero hoy perteneciente a la provincia de Mayabeque; vaya casi casi más cercano a Matanzas que a la capital.

“Estoy casado hace 48 años con la Dra. Lidia Díaz, tenemos una hija, Lisbette, profesora y ortodoncista, y un nieto, Edgar, de 12 años, que se ha inclinado por la pintura.

“Desde que yo era pequeño mostré lo que quería hacer: corría, montaba bicicleta, patinaba, jugaba básquet, voleibol. A partir de la Escuela Primaria «Llanes- Heras», con su espaciosa área deportiva, hasta la Secundaria Básica «Ramiro Guerra», que poseía iguales condiciones, nunca dejé de hacerlo”.

¿Por qué no fuiste deportista?

“No creo que en el alto rendimiento diera la talla, pero sí fui muy feliz con el denominado deporte masivo, tan necesario, y que ahora hay que recuperar a toda costa.

“Terminé la Secundaria en 1961, cuando se produjo un gran éxodo de profesionales y fue así que me proponen una plaza provisional (emergente) de profesor de Educación Física en la Secundaria «JoeWestbrook» y al unísono matriculé en el Preuniversitario de Güines «Juan Borrell»”.

¿Eras, prácticamente, un adolescente?

“Sí, pero me lo tomé todo muy seriamente. Impartí dos cursos como profesor de Educación Física con un salario de 122 pesos 46 centavos. Incluso, como era menor de edad y como en mi caso éramos muchos, tuvieron que hacer una resolución especial del Ministerio de Educación para poder pagarnos”.

¿Después de esos dos años, qué hiciste?

“La Dirección Provincial de Educación en La Habana me planteó matricular en el «Fajardo» (año 1965) como alumno del curso de entrenadores deportivos para las EIDES, lo que hice sin pensarlo mucho. El deporte era mi pasión así que me daban por la vena del gusto”.

En esos primeros años de la hoy Universidad del Deporte, ¿quiénes estudiaban ahí, cómo eran seleccionados, todos venían como tú de ser maestros emergentes?

“Mira, allí recibíamos clases de todos los deportes y asistíamos personas vinculadas con el deporte. Me gradué como primer expediente. Mi especialidad fue el básquet pero, claro, recibí conocimientos en voly, balonmano, atletismo, natación y otros.

“Por supuesto, en ese curso (1965-66) recibí clases de Anatomía, Biomecánica, Fisiología. Salíamos convertidos en verdaderos profesionales”.

¿Dónde te ubicaron al graduarte?

“En la entonces EIDE de La Habana que estaba situada en Santa Catalina y Palatino, la conocida Finca de los Monos. Allí estuve un año, pero también simultaneando como profesor auxiliar en el «Fajardo», en la cátedra de Baloncesto, con genios como Mario (Risita) Quintero, el Gallego Pérez, Chichí Otero, José Perkins y el ruso OlegPopov.

“Al mismo tiempo impartía clases en la Escuela Nacional de Camilitos de la playa de Baracoa. Les daba preparación física, deportes, qué hacer en un gimnasio”.

Eras un verdadero “hombre orquesta” ¿no?

“Bueno, era joven, tú sabes que la juventud no mide esfuerzos. En la EIDE trabajé un curso y me mantuve en el «Fajardo».

“Yo era árbitro de baloncesto (a partir de 1963) y fui anotador de béisbol en la Unión Atlética Amateur, antes del triunfo de la Revolución cuando tenía 13 años. O sea, he hecho bastantes cosas en mi vida y desde bien temprano”.

¿Hasta qué nivel pudiste arbitrar?

“Cuando me refiero a arbitraje fue en partidos de baloncesto Cuba- China o Cuba- México pero en sesiones de entrenamiento, pues para los oficiales era necesaria la categoría de árbitro internacional y yo era árbitro nacional.

“Trabajé en muchos campeonatos de primera categoría, segunda y juveniles de carácter nacional (hombres y mujeres) pero nunca internacionales. Apenas tenía entre 16 y 19 años de edad.

“Yo le arbitré juegos a Fidel y a Raúl cuando ellos iban, primero a La Mariposa del «Fajardo» y luego a la Ciudad Deportiva a jugar. Déjame decirte que Fidel se tomaba muy en serio el juego, no le gustaba perder. “

El rostro de Navarro rejuvenece, los recuerdos se dibujan en él.

Pero ¿cómo llega René Navarro a la narración deportiva?

“Estaba en el «Fajardo», vinculado a las tareas de la enseñanza y llegó la convocatoria para el curso de narradores y comentaristas deportivos. Al enterarme me acerqué a Raudol Ruíz, entonces director de la escuela, y le mostré mi interés, me admitió de inmediato e hice la prueba.

“El jurado estaba constituido nada más y nada menos que por Cepero Brito, Consuelito Vidal y Félix Sánchez, los tres señores locutores y conductores.

“A la convocatoria se presentaron más de 300 aspirantes de todo el país; del «Fajardo» éramos el colega Diego Méndez y yo nada más.

“Otros que lograron pasar fueron Héctor Rodríguez, quien provenía de la avileña Radio Surco; José Daniel Quevedo, que trabajaba en la CMKC de Santiago de Cuba; Mercedes Moreno, de la FMC de Pinar del Río; así como Otto López, Julio César Bayard, Piti Rivera y Roberto Pacheco.

“El curso duró un año, hacíamos las prácticas en la COCO; transmitíamos de todo: Juegos Escolares, Serie provincial de béisbol, lo que apareciera.

“Así fue que se desarrolló la primera Serie Nacional de Béisbol con doce equipos, dos por cada una de las entonces seis provincias; hacían falta doce profesionales para cubrir los seis encuentros. Y nos escogieron de ese grupo”.

¿Cuántos de los 300 que se presentaron inicialmente se graduaron?

“Bueno, primero decirte que de los 300, accedieron al curso 40 y solo 15 nos graduamos. Así que saca tú las conclusiones de lo duro que resultó el curso.

“Al estar entre los doce que narrarían la pelota, me ubicaron en Radio 26 de Matanzas junto al colega, fallecido recientemente, René Calama.

“En total hice tres SNB, dos en Matanzas y una en Pinar del Río; además de Calama, compartí micrófonos con Miguel Ángel Iglesias y Roberto Pacheco”.

Ya no se me hace tan extraño el éxito que tuviste narrando aquel juego de marras. ¿Por qué no seguiste? Me imagino que no hubieras tenido muchos rivales en ese momento.

“Mira, la verdad era que yo conocía al detalle el básquet, el voly, el atletismo, el ciclismo; o sea, no era sólo pelota, ¿entiendes?

“Pero además, por mi versatilidad, cuando termino mi tercera Serie Nacional, fui llamado a la capital para integrar el staff de cuatro narradores que representaría a la radio cubana (año 1969) en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Panamá 70. Recuerda que en aquellos tiempos la televisión no se difundía como ahora. Era la radio.

“Hicimos ese equipo Eddy Martin, Bobby Salamanca, Otto López y yo, pero se nos dio una situación inesperada: Otto enfermó (muy poco tiempo después, falleció) y Bobby y Eddy estaban volcados al béisbol y el boxeo”.

Yo que soy toda una experta en juegos múltiples lo miro con asombro. ¿No me vayas a decir que el resto de los deportes los asumiste tú?

“Pues sí te lo digo. Con 23 años me eché esa cobertura encima; buscaba apoyo en técnicos y árbitros cubanos para que me hicieran los comentarios. De esto, tengo una anécdota: Andrés “Machito” Hevia me ayudaba en eso cuando los juegos eran de voly, pero en ocasiones a él le tocaba arbitrar y entonces me apoyaba el mexicano Rubén Acosta, quien por muchos años fue el presidente de la FIV (Federación Internacional de Voly)”.

O sea, ¿tu prueba de fuego fueron los Centrocaribes de Panamá 70?

“Sí, sin discusión, aunque con anterioridad en 1969 había hecho el Mundial de Esgrima en La Habana; pero juegos múltiples, los primeros.

“Además en 1968 fui el conductor habitual de un espacio dedicado a los Juegos Olímpicos de México, que salía al aire por la TV a las once de la noche, diariamente”.

¿Cuándo fue que los narradores fueron separados según el medio?

“Fue en 1977 que la dirección del ICRT decide distribuir a sus profesionales de la narración, así en la tele fuimos ubicados, Eddy, Héctor, Silvano López, Mercedes Moreno, Miguel Ángel Iglesias y yo; después se nos unieron Rolando Crespo y Modesto Agüero”.

¿Cuántos Juegos Olímpicos han contado con tu presencia?

“¡Ocho! Se dicen rápido: Montreal 76, Moscú 80, Barcelona 92, Atlanta 96, Sydney 2000, Atenas 2004, Londres 2012 (con el Sistema Olímpico de Televisión) y Río 2016 (con la Cadena Mexicana Claro Sport)”

¿Panamericanos?

“Nueve, desde Cali 71 hasta República Dominicana 2003; y antes que me preguntes, siete juegos regionales, a partir de Panamá 70 hasta Maracaibo 98, con la excepción de Ponce 93”.

El destacadísimo y muy seguido narrador cubrió en más de diez oportunidades las Ligas Mundiales y Campeonatos del orbe de voleibol; estuvo en cinco certámenes mundiales de atletismo, al aire libre y bajo techo; sin contar su presencia en las LSB (Ligas Superiores de Básquet), los Barrientos y Copa Cuba de atletismo y los certámenes de voleibol en uno y otro sexos, que se efectuaban en Cuba.

Me imagino René que de todos y cada uno de estos eventos tengas muchas anécdotas; algunas las conozco, algunas las compartí como aquella maleta que le dio la vuelta al mundo antes de llegar a tus manos. Jajá.

¿Puedes contarnos algunas de esas que no se olvidan nunca?

“Estadio Pascual Guerrero de Cali. 5 de agosto de 1971. Héctor y yo narrábamos el atletismo. Como sabes, en esa época no se contaba con ningún apoyo logístico, ni televisivo ni mucho menos digital: los marcadores eran manuales.

“Héctor narraba las carreras y yo tenía mi vista fija en el tanque de salto triple, que me quedaba bien lejos por cierto. De pronto, después de su salto, veo que Pedro Pérez Dueñas sale con los brazos en alto y empieza a dar brincos de alegría.

“Me dije: ¡algo pasó!, corrí y logré entrevistarlo pues el pinareño había marcado el primer récord mundial de un atleta cubano en todos los tiempos: 17 metros 40 centímetros, echando por tierra el 17, 39 del soviético Víctor Saneyev y aventajando al súper favorito de entonces, el brasileño Nelson Prudencio, subcampeón olímpico de México 68.

“Regresé corriendo y todo fue informado por la radio. Recuerdo que el jefe de la Redacción Deportiva del periódico Granma, Daniel Reguera, me solicitó que escribiera la entrevista para el diario y la mía fue publicada al otro día.

“Otras anécdotas que ocurrieron en Cali —lugar precioso, funcionales instalaciones— fueron el triunfo del quinteto masculino de básquet sobre el de Estados Unidos: ¡momento inolvidable!, y la contra reloj por equipos en el ciclismo, prueba ganada por Cuba derrotando al favorito Colombia, que era encabezado por Martín Emilio (Cochise) Rodríguez, un monstruo del pedal en el universo”.

Y antes de pasar definitivamente a la tele, ¿atesoras otro grato recuerdo?

“Pues sí, las dos carreras de Alberto Juantorena en Montreal 76 que se guardan en Radio Rebelde, pero como ya estaba la televisión, y las narraciones de Héctor fueron increíbles, de las mías no se habla”.

Es cierto, la televisión aplasta; creo que eso no lo duda nadie, aunque por supuesto a la radio nadie le niega su importancia. Ya en la tele, ¿momentos que no olvidas?

“La primera medalla de oro de una mujer de Iberoamérica en Juegos Olímpicos: el récord olímpico de la jabalinista María Caridad Colón, así como el primero de los tres cetros olímpicos de las Espectaculares Morenas del Caribe en Barcelona 92”.

Si algo caracteriza las narraciones del ‘Cuco’ es la originalidad; esa clarividencia para colocar frases, para “bautizar” a los deportistas.

“Oye, en el básquet, en la LSB que llegó a ser el segundo espectáculo del deporte cubano, casi a la par de la SNB, los jugadores me venían a pedir que les pusiera un apodo. ¡Increíble!: el Jet Matienzo, RCH Herrera, el Toro Borrell, el Camello Piño …¡Qué tiempos aquellos!

“Recuerdo un partido entre Capitalinos y Orientales que colmó el Coliseo Mayor; eso te enaltece, te hace narrar con pasión, con vida, con amor”.

¿Es el baloncesto lo que más amas narrar?

“Es mi origen, fue mi razón de ser; con él estaba a mis anchas, dominaba completamente el reglamento, pero también me encantaban el ciclismo, atletismo, voly, natación.

“En Moscú 80 yo hice algo de lo que mucho se habló: narré el récord mundial de los mil 500 metros del soviético Vladímir Sálnikov antes que su mano tocara la pared final”.

¿?

“Mira, era el año 1980, no había lo que existe ahora en cuanto a tecnología. Como todos sabíamos que Sálnikov estaba listo para quebrar la plusmarca me di a la tarea de buscar los parciales del anterior recordista, el estadounidense Brian Goodell y yo supe, por cómo iba superando ese crono cada 100 metros, que el soviético iba a imponer un nuevo registro.

“Eso causó un gran revuelo en la TV, nadie lo había hecho”.

Y lo de las frases, ¿cómo surgieron?

“Por ejemplo, lo de “de Cuba y para el mundo” surgió en el Mundial de voly para damas de Checoeslovaquia 1986, cuando una Mireya Luis recién parida, era llamada por Eugenio y las rivales parecían esconderse debajo de la cancha.

“Sobre el mismo voly son “balón que sube balón que baja”, “torre a cuatro manos” (cuando era un bloqueo doble), en fin. ¿Y quieres que te diga algo? Hasta en canciones, en slogans han tomado mis frases; o sea, son de mi autoría; quizás deba reclamar derecho de autor. ¿No crees?”

Cuando no existía la computación, tú eras muy solicitado pues mantenías al día el ranking mundial de atletismo. Recuerdo las muchas veces que me ayudaste, me corregiste y yo me decía, ¿y cómo lo sabe? Es cierto que en los Mundiales repartían la guía pero esos récords inmediatamente eran mejorados, en la mayoría de las veces.

“Ah, pues muy sencillo. Hice contacto con un colega boricua que mes tras mes recibía la revista especializada Track and field y de ahí sacaba todo lo que necesitaba y lo compartía con ustedes”.

Sin embargo, no me has hablado de tu anécdota más espectacular. Solo faltaron los bomberos, ¿no?

“Eso fue en los Juegos de Atlanta 96. La delegación de la radio y la tele estaba distribuida en hoteles por esa ciudad, y el colega Carlos Alberto González y yo vivíamos en un HolidayInn que quedaba enfrente del estadio olímpico.

“El día antes de que fueran iniciados los Juegos, una mañana, salimos rumbo al IBC (Centro de la Radio y la Tele) pero al regresar de noche, habían instalado una cerca pues se tomaban las medidas de protección para la ceremonia inaugural que contaría con la presencia del presidente Bill Clinton.

“No podíamos acceder al motel, ¿qué hacíamos? Pues, tuvimos la brillante idea de subirnos a la reja y… ¡no habían pasado 30 segundos y… un montón de hombres uniformados se aparecieron vociferando y nosotros, agarrados para no caernos y con los brazos levantados!

“¿Te imaginas? Nos trasladaron hasta el hotel para verificar nuestra identidad y si éramos huéspedes o no del HolidayInn. No nos trataron mal, fueron corteses. Fue una violación de nuestra parte al subir por aquella cerca metálica colocada para proteger la visita presidencial.

“La periodista Estela Bravo —enterada del suceso— me dijo al día siguiente que de milagro no nos balacearon. Vaya, que nacimos”.

Les puedo asegurar que aquel fue uno de los sucesos más sonados de los Olímpicos de Atlanta.

Rene, sabes que Eddy se pasaba la vida diciéndome que mi industrialismo era anti ético y que nosotros no podíamos tener equipos. ¿Qué crees de la tan repetida imparcialidad?

“Pienso que todos los narradores y periodistas deportivos esconden alguna preferencia por determinado equipo o atleta. Yo tengo las mías. Debemos ser cuidadosos y éticos a la hora de dirigirnos a quienes nos escuchan o leen. La mayoría de la gente no admite que usted sea absoluto o pretenda imponer sus intenciones y deseos”.

Hablar contigo no me permite perder la oportunidad de que me digas para ti, los mejores deportistas cubanos de todos los tiempos.

“Los púgiles Eulogio Sardiñas, Kid Chocolate y Teófilo Stevenson, el campeón mundial de ajedrez José Raúl Capablanca, los peloteros Martín Dihigo y José de la Caridad Méndez, el Diamante Negro, las voleibolistas Mireya Luis y Regla Torres, el basquebolista Ruperto Herrera, el luchador Mijaín López, las judocas Driulis González e Idalys Ortiz y los atletas Alberto Juantorena, Javier Sotomayor, Ana FideliaQuirot, Iván Pedroso y Osleydis Menéndez”.

¿Y los foráneos?

“El Hijo del Viento Carl Lewis, el también velocista Michael el Pato Johnson, el pelotero Hank Aaron, el boxeador Muhammad Ali y el basquebolista Michael Jordan, todos estadounidenses; la garrochista rusa YelenaIsinbáyeva, la gimnasta rumana Nadia Comăneci y el tenista suizo Roger Federer”.

Quizás te sea difícil la siguiente pregunta pero para ti ¿quiénes son los cinco mejores narradores cubanos de todos los tiempos?

“Sí que me metes en un gran compromiso, no son tantos como deportistas pero hay más de cinco, tenlo por seguro. Pero bueno, pregunta es pregunta: Felo Ramírez, quien aunque sólo narraba pelota se halla en el Hall de la Fama de la MLB en Copertown, Eddy Martin, Bobby Salamanca, Héctor Rodríguez y Piti Rivera”.

¿Con quiénes te has sentido bien compartiendo narraciones?

“Me he sentido muy bien siempre con Héctor, Eddy y Modesto Agüero, y en mi última etapa con Rodolfo García, narrando la Liga Superior de Básquet y la Liga Mundial de Voleibol”.

Entremos ahora en terrenos escabrosos. Empiezas en el ICRT en 1967 y te jubilaste con apenas 60 años en el 2005, en plenitud de facultades físicas y psíquicas. ¿Por qué?

“Entré en el 67 cobrando 40 pesos mensuales como ayuda del INDER y salí en el 2005 con un retiro de…¡430 pesos!”

Se pueden imaginar los lectores mi rostro, ¿verdad? Pienso que era una mezcla de duda, incredulidad, seriedad. Sencillamente, no lo podía creer. Es cierto que el Cuco se jubiló antes de la aprobación de una ley del Ministerio del Trabajo muy favorable para nosotros, los trabajadores de la tele, pero… ¡430 pesos!

“Mira, conmigo no hubo consideración alguna. Primero, estuve 30 años viajando de Madruga a La Habana, diariamente. Cuando me asignaron el carro en 1989, comenzaron en el país las grandes dificultades con la gasolina y creo que fui uno de los pocos que jamás recibió el llamado combustible por compensación que daba el organismo.

“Yo, después de tantos años y siendo el que más lejos vivía, y ¡ni eso me daban! ¿Sabes las veces que, por un noticiero o una narración, y no haber guaguas, venía en el carro y lo tenía que dejar parqueado en la Rampa, cuando más frente al ICRT, regresar a casa en lo que pudiera, y al otro día, rezar porque no me lo hubieran robado? No te las puedo enumerar”.

Compartí con Navarro más de 30 años; nuestras vidas no se cruzaban mucho, sí en los eventos de básquet y atletismo, en los juegos múltiples en el extranjero, en los noticieros, pero cada uno tenía su trabajo específico y no entramos mucho en una confianza familiar, por así decirlo.

Sí puedo afirmar que, junto a Eddy Martin, traté infructuosamente de disuadirlo cuando presentó su jubilación: todo en vano.

“Es cierto que yo me retiré antes de la ley que mencionas pero, ¿es justo que después de 43 años trabajando, 38 de ellos en el ICRT, cobre un sueldo irrisorio, sobre todo en estos momentos que vivimos?”

Nunca pensé que al sentarme a charlar con mi viejo compañero pudieran tocarse temas tan vulnerables.

¿No es posible hacer ninguna reclamación?

“Yo llevo más de 13 años contratado en Cubavisión Internacional y la COCO, escribo para la revista escrita y digital Excelencia del Motor. Me han dicho que puedo incrementar mi retiro y resulta que cuando he averiguado, los trámites son sumamente engorrosos, lo que se incrementa es irrisorio y no puedes volver a contratarte. O sea, creo que no vale la pena.

“No puedes imaginar lo mal que me sentí al jubilarme. Permanecí en mi casa como un lobo solitario…¡ah! Porque de contra se demoraron dos meses en pagarme mi miserable retiro.

“Tuve que salir a vender botellas y pomos plásticos para apoyar la alimentación de la casa pues mi señora también se tuvo que jubilar por serios problemas de enfermedad. No puedes imaginar, ni por un momento, lo que pasamos. ¿A qué tú no sabías eso Julita Osendi?

“Mientras otros fueron calzados, ayudados; yo nunca recibí apoyo alguno. Yo me hice solo, estudiando, trabajando, investigando”.

Realmente me sentí avergonzada. Es cierto, pude comprobarlo, que al retirarte te multiplican por cero, en la mayoría de los casos, pero esto no pasaba por mi cabeza. Menos mal que, al menos, pudo narrar los Olímpicos de Londres y Río, apoyado por la Redacción Deportiva, lo que para nada compensa todo ese calvario.

“Muchos me preguntan el por qué no me he ido, y siempre respondo lo mismo: patriotismo, familia, me gusta vivir donde nací y me hice profesional; donde tengo el cariño de todos los deportistas, entrenadores, del pueblo en general que no me olvidan. Estoy orgulloso de haber podido narrar los mejores momentos del deporte cubano”.

A propósito de estos grandes momentos. ¿Crees que volverán?

“Tienen que concretarse muchas cuestiones: recuperar la práctica masiva del deporte en los barrios, tienen que multiplicarse los instructores que han ido desapareciendo, muchos buscando nuevos horizontes; hay que contar con la logística requerida, el equipamiento necesario según la disciplina que se practique.

“¿No te das cuenta que el deporte, el que sea, camina por los padres, que son los que compran los uniformes, los guantes, las pelotas, los balones?

“El único país del mundo, cuyo deporte es subvencionado por el Estado y no por sponsors es Cuba. El Estado no puede con el deporte. Hay que abrir espacio para la ayuda de entidades, personas, empresas que quieran colaborar con nuestro deporte.

“Te pongo el ejemplo del voly de playa; en los torneos NORCECA que se desarrollan en Varadero, todo es cubierto por los colaboradores que le responden a Mireya Luis, responsable de la disciplina en el país, y el Comité Organizador . Pero no es aquí, ¡no! es en todo el circuito que comprende el área.

“También en el ciclismo máster. Si no existiera el respaldo de personas y entidades que nos apoyen con recursos, el evento no se celebraría. Sería una carga para el presupuesto del INDER que, por supuesto, el organismo no lo iba a aceptar”.

Rene, nuestra bella Habana cumple 500 años y se está haciendo un esfuerzo palpable por parte del Gobierno y el Partido de la capital para embellecer y arreglar lo más posible esta gran urbe.

¿El deporte capitalino marcha bien? Industriales debe hacer todo lo posible por ganar la ya cercana SNB.

“La Habana tiene que ser la locomotora del deporte cubano, antes y ahora, y como sucede en otros sectores de la sociedad. En el caso de los azules, conozco de irregularidades con las que dio comienzo el entrenamiento en el “Changa Mederos”, irregularidades que espero hayan sido solucionadas.

“Pero más allá de los Industriales y el deporte, hay que trabajar en el comportamiento social, el abastecimiento, la higiene, el transporte, el ánimo y la disposición de la gente. Ojalá todo mejore para el aniversario 500 y no haya que esperar otros 500 años para ver los progresos tan necesarios en nuestra bella capital”.

Tomado de CiberCuba

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