Los archivos parroquiales: memoria viva de la comunidad local

 “…necesitamos respirar la verdad de las buenas historias,

historias que construyan, no que destruyan,

historias que ayuden a reencontrar las raíces

y la fuerza para avanzar juntos.” [1]


Por: María Lázara Fernández Loaces

A propósito de la aprobación de la Ley de Memoria Democrática por el Senado de España en el pasado 2023 y la acogida que la misma ha tenido entre los cubanos descendientes de españoles, resulta ineludible resaltar la importancia que tienen las actas sacramentales en el proceso establecido para acceder a la ciudadanía española. Estos documentos, por la veracidad de sus datos, ofrecen una sólida base para recrear una línea genealógica identitaria. De ahí la urgente misión que tiene la Iglesia de continuar salvaguardando este patrimonio documental, que constituye memoria viva de la historia local y a su vez de la historia de la nación.

En Carta Circular de la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia, dada en Roma el 2 de febrero de 1997, se hace referencia a la función pastoral de los archivos eclesiásticos, dado que “… la memoria histórica forma parte integrante de la vida de cada comunidad y el conocimiento de todo lo que atestiguan las sucesivas generaciones, su saber y su obrar, creando una situación de continuidad. Por tanto, los archivos… pueden llegar a ser instrumentos útiles para una inteligente acción pastoral.”

Los archivos parroquiales son solo una parte de todo el arsenal informativo que abarcan los archivos eclesiásticos, que contienen el material compilado por la diócesis referente a la vida religiosa y su repercusión social en las comunidades.

La impronta de este material resguardado en los archivos parroquiales va más allá de los límites de la comunidad cristiana: es patrimonio perenne de la localidad y el país, porque constituye una excelente fuente de investigación histórica que retrata una época. En la dimensión espiritual, estos archivos ofrecen la oportunidad de apreciar y hasta rescatar valores que eran propios y que hoy se ven como algo del pasado.

La vida sacramental de generaciones enteras es también contenido esencial de estos archivos, que muestran el camino de fe recorrido por la comunidad cristiana. Es testimonio del encuentro personal con Dios, Señor de la historia.

“La perspectiva con la que hay que abordar la acción eclesial recabada de los archivos, ha de ser la de una conveniente adaptación de las instituciones eclesiásticas a las exigencias de los fieles y de los hombres de nuestro tiempo. A través de una investigación histórica, cultural y social, los centros de documentación son favorables de hecho al desarrollo de las precedentes experiencias eclesiales, a la comprobación de lo que no se cumple y a la renovación debida al cambio de las condiciones históricas. Una institución que olvida el propio pasado, difícilmente llegará a conformar su función entre los hombres que pertenecen a un determinado
contexto social, cultural y religioso”.

(Carta Circular de la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia)

Al entrelazar registros bautismales y defunciones se puede conocer los índices de natalidad, mortalidad e ilegitimidad, los hijos de padres no conocidos y niños expósitos, etc. Con las partidas de defunciones sabemos los fieles que murieron dentro del seno de la Iglesia y conocer la causa de su muerte, que puede asociarse a epidemias o a otras causas naturales. Los registros matrimoniales proporcionan, por su parte, datos valiosos sobre las parejas: edad, calidad racial, origen y vecindad, oficio en algunos casos y estado civil, si son solteros o viudos, quiénes son sus padres, los testigos de ambas partes, si tienen algún impedimento, tanto de parentesco o consanguinidad.

“Con esta información podemos reconstruir la historia de familias, la mentalidad de la época en cuanto a la elección de la consorte, la doctrina de la Iglesia y del Estado en cuanto a la elección de pareja y la institución del matrimonio, las parejas que estaban fuera de la norma y querían estar dentro de ella. En fin, son una gran cantidad de posibilidades de estudio que solamente teniendo un contacto con la fuente nos permitirá gran variedad de investigaciones de larga duración”(Garzón Balbuena).

Cabe destacar entonces el papel vital de la conservación. Tiene que ser una preocupación constante la de atesorar con diligencia un patrimonio tan precioso para transmitirlo totalmente a nuestros descendientes. Como bien nos refiere la Circular “… La conservación es una exigencia de justicia que nosotros hoy debemos a aquellos de quienes somos herederos. El desinterés por los bienes culturales es una ofensa a nuestros antepasados y a su memoria…los archivos, a diferencia de las bibliotecas, conservan casi siempre documentos únicos en su género, que constituyen las fuentes principales de la investigación histórica…su pérdida o su destrucción…compromete la trasmisión de los valores culturales y religiosos.”

En nuestra ciudad existe el Archivo Parroquial de la Iglesia Catedral San Rosendo, con una antigüedad que data desde los inicios fundacionales de la Nueva Filipina, tal como se nombró a la provincia en el naciente siglo XVIII. Se conserva aquí el documento más antiguo de la Ciudad, el Libro de Barajas 1, que recoge los bautizos, matrimonios y defunciones a partir de 1699. Hoy este archivo es muy concurrido por las personas que desean redescubrir su ascendencia española. Constituye un reto para todos, la supervivencia de esta fuente histórica, testigo de la vida del pueblo a lo largo de tres siglos. Vale la pena dedicar una mirada a este Archivo en esta Sección de la Revista.

“La Iglesia ha de seguir adelante con sus archivos y con la función que tienen, que permite que se pueda vivir mirando hacia atrás, hacia la memoria del pasado. Un pueblo que no tiene memoria de sí mismo no merece la pena conservarse. Ojalá sigamos siempre con el mismo afán e interés.” (2)

[1] Mensaje del Santo Padre Francisco para la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Roma, 24 de Enero de 2020

[2] Entrevista a Mons. Agustín Hevia Ballina, director del Archivo Diocesano de Oviedo, 18 de junio de 2021.

  1. Referencias bibliográficas:
  2. Carta Circular de la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia. Roma, 1997.
  3. Garzón Balbuena, Elisa., Los archivos parroquiales como fuente para la historia social, económica y de las mentalidades. México, 2015.

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