Homo lupus homini

 Anímense y edifíquense unos a otros¹

El tema a tratar se las trae. La primera vez que leí esta expresión en un artículo me quedé choqueado. El hombre actuando como lobo (depredador) de otro/s.  Al autor le impresionaban las desviaciones de las conductas personales, en la familia, en el entorno, dentro de instituciones, lo más grave de gobernantes a gobernados, de países poderosos hacia los más pobres.

El asunto hay que traerlo de nuevo. Hace unos años escribí un artículo titulado “El síndrome de Caín” que fue bien recibido y comentado.  Más reciente envié otro “El gravísimo problema de la agresividad” a una publicación nuestra.

La evolución de la especie homo sapiens hay que acompañarla. Esto es la inteligencia humana requiere conducir la ascensión del homo sapiens a cotas superiores de humanización y socialización. Esta tarea abarca varios planos: el auto hacerse consciente, la crianza de los hijos, los aportes al entorno cercano, la co-operación al fomento del bien común en la macro sociedad.  La construcción o edificación del ser humano que no soy yo me toca de cerca.

Las conductas de cada persona son responsabilidad o irresponsabilidad de cada persona. Esta es una ley de la vida. He aquí un punto clave. El principio de responsabilidad de uno para sí mismo, de uno para todo-otro, de todo-otro para conmigo. Este es el ciclo de la sociabilidad, son los mecanismos de comunicación e interacción. En este campo se desarrollan los humanos. En este campo se dan conductas pro vida y conductas que afectan vidas.

El síndrome de Caín. El relato del Génesis (4, 1-16) nos cuenta la historia de los hijos de Adán y Eva, el bueno de Abel y su hermano Caín.  Según el autor sagrado había una diferencia de temperamento entre ellos, la cuestión de las ofrendas marcó el conflicto, Abel escogía las primeras crías de su rebaño, Caín la hacía de los frutos de la tierra que cultivaba. El Señor se fijaba más en la ofrenda de Abel, Caín se enfureció llevó a Abel a un campo y allí le quitó la vida.

Este fratricidio llama la atención, muchos nos preguntamos, por qué esta acción tan nefasta en los hijos de Adán y Eva. ¿Cómo explicar este acontecimiento? Podemos acudir a los aportes de las ciencias para descifrar la posible causa. Esta pareja y sus hijos clasifican como hombres primitivos más cercanos a sus antepasados pitecos y a humanos intermedios. La constitución genética de ellos tenía una mayor cuota de sus ancestros que los hombres de siguientes generaciones.

Un criterio de Lorenz trata de explicar esta manifestación del temperamento: “la agresión es un impulso innato, la necesidad de ser agresivo que busca constantemente su expresión. Pensaba que la agresividad es una parte irradicable de la naturaleza humana, un impulso del que no se puede escapar pero que puede ser re-orientado”. Hardy y Harris…  “La psicología evolucionista plantea que somos impulsados no a matar sino a la moral, a cooperar con los que pertenecen a nuestro grupo. La moralidad es una obligación humana que nos lleva a matar al inmoral, al que está fuera de nuestro grupo. La moralidad causa agresión, no la racionaliza. Las principales raíces evolutivas de la agresividad pueden retrotraerse”.

Estos autores emiten sus criterios para ‘explicar’ la tendencia con que nacemos de atacar a otros en mayor o menor grado.  La cuestión no es nada fácil de resolver, otro aspecto, el medio social tan hostil potencia gestos defensivos desde el pensamiento, la afectividad, las emociones, los malos tratos que pueden ir desde la agresión de palabra hasta… no se sabe hasta dónde.

Veamos algunos ejemplos frecuentes. Casos cotidianos el abuso de algunos padres hacia sus hijos, el de vendedores hacia los compradores, el combate por un puesto de trabajo, un viajecito u obtener la fama por algo, la explotación a los trabajadores, las inequidades sociales.

No digamos de los malos tratos que nos muestran las novelas como la brasilera El otro lado del paraíso. Desde las malas madres, los funcionarios corruptos, los aprovechados, el violador.  Parecen cosas normales, no, son conductas negativas que se dan y lesionan a seres humanos. Ellos nos envían mensajes.

Los dichos que manejan no pocos reflejan cómo piensan y por qué actúan así. Veamos algunos: “si te haces de miel te comen las abejas / a mí nadie me pone rabo / antes que me den yo doy / no le rías la gracia para que no te cojan la baja”.  Algo más. En una ocasión una santera en plena calle me dijo: “tú eres hijo de Changó, nunca te lo han dicho”. Dije: “No”. Le añadí… “Soy católico”. La doña hizo un gesto con la mano diciendo… “¡Qué va! los católicos son buena gente, abusan de ellos. Por eso, me hice santera y palera”. En algo tenía razón.

La cuestión a considerar… qué hace falta hacer para que la sociedad contribuya a edificar personas capaces de relacionarse procurando el bien de todo otro, lo cual no quita el derecho a la legítima defensa.

Algunas citas que pueden ayudar

Jaime Borda: “Los seres humanos somos seres sociales y una parte fundamental de nuestra realización personal, reside en el saber relacionarnos con los demás porque es a través de estas relaciones que realmente logramos crecer como personas”. Este es un principio básico, esencial, indispensable para orientar el pensamiento y la conducta.

Romano Guardini… “La dimensión relacional conduce a valorar acciones como el encuentro y el diálogo”.  Montagu: “la cooperación y no la lucha es la ley fundamental de la vida humana”. Jean Klein: «Ser humano es estar relacionado”. Carlos A. Rezzónico: “La solidaridad y la generosidad tienen su simiente en el espíritu de servicio y que debe ser fomentado en el proceso educativo”.

José Ortega Gasset: “La realidad de la vida consiste, pues, no en lo que es para quien desde fuera la ve, sino en lo que es para quien desde dentro de ella la es, para el que se la va viviendo mientras y en tanto que la vive, De ahí que «conocer otra vida» que no es la nuestra obliga a intentar verla no desde nosotros, sino desde ella misma, desde el sujeto quela vive”. El sabio da un criterio tal vez poco conocido, considero que debiera estar en el mural de toda aula a todo nivel.

Un slogan ayuda a ver mejor una línea rectora: «edúcate para ser persona». Esta idea puede despertar mayor interés para darle al cultivo de la personalidad el valor cimero que le corresponde. Todo cuanto se haga es bueno, cuanto se pueda avanzar en apoyo a este esfuerzo vital de la sociedad es bienvenido.

¿Qué les parece abrir cursos en escuelas, iglesias, instituciones sociales, editar libros sencillos para educadores y padres, para educandos?  El principio a seguir: edúcate para ser persona. Hay un movimiento: Los Focolares” que trabaja esta línea fundado por Clara Lubich su labor formadora de personas, de búsqueda de modos de diálogo y encuentro entre diferentes es un buen referente a conocer.

De su revista Ciudad nueva tomo a modo de ejemplo este recuadro… “El auténtico diálogo implica un coloquio delicado y exigente entre interlocutores distintos, animados por convicciones bien fundadas y decididos a encontrar semejanzas en la diferencia”. De la misma publicación un artículo de Letizia Magri se titula “Abrir el corazón a la acogida del otro”. Se puede interpretar en doble sentido abrir mi corazón para dialogar constructivamente a la vez que acepto la acogida del interlocutor.

A propósito, recuerdo una dinámica… el ciego y el lazarillo. Juegan dos, uno hace de ciego y el otro de lazarillo, caminan una distancia; cambian de roles. Al sentarse, la pregunta: ¿Qué les gusta más ser ciego o lazarillo? La respuesta es lazarillo. El quid de la cosa no es por ser ciego… sino porque no le gusta que lo lleven. Este sencillo ejemplo ayuda a pensar en eso que llamamos amor propio una tendencia a controlar. Esta es una tarea personal.

Puntos para concluir

Primero recordemos el mandato de Jesús… ama a tu prójimo como a ti mismo. Tiene un valor a descubrir infinito… amarse a uno mismo implica aceptarse tal y como es, conocer su autoestima, ser reconocido ante los demás. Así me gusta que me consideren. Así estamos mejor dispuestos a considerar y amar a los demás.

La segunda cita a san Pablo en la 1ª. Carta a los Corintios cap. 13 sobre el amor cristiano, un versículo: “el amor es paciente y bondadoso, no tiene envidia, ni orgullo ni arrogancia”. Con esta enseñanza bastaría para edificar a un ser maduro que puede llegar a vencer tendencias negativas, impulsos que nos hacen meter la pata y luego no saber cómo sacarla.

La tercera cita es a una filósofa y escritora actual Adela Cortina. Ella propone una teoría educativa muy interesante ‘La Educación Cordial’ expone: «educar para la concordia». Este es un principio básico para encausar ‘la ley relacional’. El corazón (cor-cordis) es el centro, la clave de algo: también de las personas. En ellas, es el lugar del afecto, pero también de la inteligencia, el espíritu, el talento, incluso el estómago. Porque hay que tener estómago y mucho para bregar por la justicia y para hacerse el ánimo de aspirar a la felicidad, que son las dos grandes metas de la ética. Importa educar ciudadanos en todas estas dimensiones del corazón”. “Educar para el siglo XXI sería formar ciudadanos con buenos conocimientos y con prudencia para calibrar que les interesa. Pero también con un profundo sentido de la compasión. Por eso la virtud soberana de este siglo será la cordura que es un ‘“Tendríamos que injerto’ de la prudencia en el corazón de la justicia”.

Volviendo al título… el hombre lobo del hombre. Pensemos en grande si las principales raíces evolutivas de la agresividad pueden retrotraerse podemos salir adelante. Dos aspectos a puntualizar: aplicar la resiliencia a los afectados y reconsiderar el modo de educar a los hijos, a las nuevas generaciones, a la sociedad en general.

Edúcate para ser persona es una buena medicina y a la vez vacuna para curar y prevenir estas mentalidades y conductas que destruyen vidas que no edifican.  La filosofía de este siglo pudiera ser “madurar nuestro ser personal y social, buscar los puntos de encuentro y diálogo”. La propuesta de Adela Cortina es buena guía: “la virtud soberana de este siglo será la cordura que es un «injerto» de la prudencia en el corazón de la justicia” siguiendo esta línea subrayemos la cooperación es la ley fundamental de la vida humana.

¹ San Pablo 1 Tes. 5, 11

  1. José E Collazo. “El síndrome de Caín”. Rev Espacios. 4º trim, 1998, año 2, no. 4
  2. José R Collazo. “El gravísimo problema de la agresividad”. 14-10-2019 En publicación.
  3. T Hardy, R J Harris. Aprendizaje y Cognición. Cuarta edición. Prentice Hall.  Madrid, 2000
  4. Lorenz en: ob cit
  5. Jaime Borda. “¿Individuos individuales o individuos sociales?”  Rev Cuadernos. Suplemento. Julio-agosto, 2015
  6. Romano Guardini. “Filósofos contemporáneos”. Rev Bioética. Sept-dic, 2013
  7. “Montagu” en: Fernando Callejón. La naturaleza humana. Pdf
  8. Jean Klein. “¿Quién soy yo?”  Revisión y Edición Electrónica de Hernán. Rosario, Argentina. Adherida al Directorio. Promineo FWD:   www.promineo.gq.nu
  9. Carlos A. Rezzónico. Virtudes y Valores en la educación médica. Pdf
  10. José Ortega Gasset. “La idea de la generación”. Rev Cuadernos. Suplemento. Enero-feb 2012
  11. Revista Ciudad nueva. XXXVIII enero-feb. 2019   p. 17, 28
  12. Adela Cortina. “La educación cordial”. Rev Cuadernos. Sept-oct, 2007

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