Gestación de la fisiocracia y el estatismo

Toda palabra nueva, responde a realidades nuevas

Jean-Paul Thomas

por: Pedro Ibrahím González Villarrubia

El sistema de economía socialista centralizada y planificada tuvo indudablemente éxitos económicos y prosperidad en la antigua URSS y otros países del entonces bloque socialista de Europa —países con grandes riquezas naturales condicionantes fundamentales, según el propio Lenin(1), para el desarrollo del socialismo teórico.  

Por otro lado, el sistema de mercado indudablemente ha traído el desarrollo económico y prosperidad y ha generado riquezas con la empresa privada, sistema de libre competencia que se puede asemejar al darwiniano sistema de supervivencia de las especies porque apuesta por los más talentosos creando una clase que Martin Luque, economista peruano(2) llama didácticamente “Grupo A” quedando un resto de descontentos (que es pequeño en los países desarrollados pero grande en los países que no lo son) llamado “Grupo B”.

Los marxistas declararon que la riqueza producida (por el “Grupo B”) va a parar a manos de los dueños del capital (“Grupo A”) surgiendo muchas veces el Robin Hood que desembolsa —en los casos más suaves, o arrebata en los casos más radicales y violentos— los recursos del “Grupo A” para proporcionárselos al “Grupo B”.

Esta última lógica parece funcionar en los llamados Estados de Bienestar europeos que cobran altos impuestos con fines de financiar con altísima calidad la atención sanitaria, los sistemas educativos —incluidos los estudios universitarios gratuitos—, la transportación pública y otros servicios sociales como en el caso de algunos países nórdicos.

El marxismo histórico declaró la expropiación y estatización de los medios de producción que pasarían a ser administrados por funcionarios estatales y desaparecer el “Grupo A”, que la Historia relata se marcha a otras latitudes con sus riquezas técnicas (en el caso que se lo permitan) y la riqueza del conocimiento de la gestión económica acumulada desde los 200 años de capitalismo real y práctico. Entonces queda el “Grupo B” y el Estado. Pero el Estado (su estructura y funciones) no genera riquezas: la despegó del “Grupo A” que desapareció con la expropiación. Este Estado robustecido en sus comienzos puede hacer y hace empresas, comienza a producir riquezas, pero la politización de las decisiones aparta los conocimientos, los criterios técnico-científicos y las experiencias y las sustituye por decisiones de funcionarios. A esto se suma la corrupción que se apodera de esos funcionarios (con intereses personales involucrados) que son llamados “cuadros” según las teorías del maoísmo, leninismo, y guevarismo(3), y que muchas veces son mantenidos en sus puestos de decisión quizás más allá de unos razonables ciclos de sustitución.  

Por este sendero, el Estado, que ya ha expropiado la riqueza del “Grupo A”, quiebra porque no tiene a quién sacarle la riqueza ni los impuestos. Se ha quedado solo con el “Grupo B”. Este “Grupo B” no puede levantar empresa porque es parte de la estructura socioeconómica impedirlo pero este “Grupo B” (que corre el riesgo histórico de desear un asistencialismo a ultranza y una desmotivación productiva y creadora) tampoco sabe hacerlo porque ha captado una cultura anti- empresa y percibe a los empresarios como encarnación de la maldad —lucha y odio de clases— concibiendo a los empresarios como explotadores y la palabra lucro equivalente a delito, o conceptualizados también como explotación del hombre por el hombre.

Los países quebrados por la gestión socialista tienen tres opciones: seguir hundiéndose en su gestión, que en la praxis está fracasada; volver al modelo de mercado, como lo hizo Rusia post URSS o modelos intermedios o mixtos como es el caso de China que ya tiene unas ciudades similares a New York por su desarrollo económico pero con unos cuantos millones de chinos en absoluta pobreza.

¿Por qué resurgen entonces las ideas socialistas en el siglo XXI? porque las nuevas generaciones del “Grupo B” no tienen memoria histórica: no recuerdan ni indagan lo que sucede en la Historia universal ni en sus historias locales y porque creen cándida o rabiosamente en las soluciones económicas “mágicas” del socialismo, y repiten las fórmulas con otras pocas variantes.

Cuba: colonialismo-capitalismo-socialismo…

Nuestra patria, pasado el colonialismo español, comenzó a estructurar un capitalismo incipiente: los empresarios de entonces eran estadounidenses, muchos de los empresarios bancarios eran canadienses. Otros empresarios eran judíos y los pequeños comerciantes de libre empresa eran europeos, etc. Estos serían —aplicando los ejemplos didácticos anteriores— el “Grupo A”. El país prosperó innegablemente y se escapa a los propósitos de esta presentación reflejar las estadísticas que dan fe de esa realidad. Pero surgía el “Grupo B”: los descontentos, los débiles, los dormidos, que en el caso cubano eran sobre todo campesinos.

Cuando triunfa en 1959 el movimiento radical, a los pocos meses comenzó la expropiación de las empresas extranjeras (“Grupo A”), sobre todo estadounidenses, y sus técnicos y empresarios emigraron instalando sus gestiones comerciales en países aledaños o en EEUU, hasta la actualidad con muchísimo éxito productivo. Posteriormente se estatizaron (contrariamente al principio marxista de hacerlo solamente a los principales grandes medios de producción)  los pequeños negocios: tenderos y hasta los vendedores de alimentos ligeros “que vendían frituras de bacalao sin bacalao”. Ya en los años 80 del pasado siglo toda la población era el “Grupo B” —excepto los barberos, choferes, y pequeños agricultores, los únicos cuentapropistas. O sea casi todos los ciudadanos eran trabajadores asalariados con vínculo estatal.  

En los años 80 surgieron aperturas a las iniciativas privadas sobre todo respecto a la producción agropecuaria pero «el Estado notaba que se enriquecían» y se corría el riesgo de que «compraran el teatro Karl Marx». Había surgido un pálido pero pujante “Grupo A”. Unos intermediarios entre los productores campesinos y los vendedores sumaron al “Grupo A”. Pero desaparecieron rápidamente y siguió el “Grupo B”, y el Estado.

La estatización de la economía de la URSS y los grandes y prósperos estados socialistas de Europa habían estructurado el C.A.M.E. (Consejo de Ayuda Mutua Económica) como un “Grupo A” internacional pero colapsó.

Posteriormente llegaron las ideas “del socialismo del siglo XXI” pero no arrasaron con el “Grupo A” en sus respectivos países. Los Estados de Ecuador y Uruguay fueron sabios a la hora de respetar el “Grupo A” al punto de buscar mecanismos suaves de controlar el capital y de buscar fórmulas para una cooperación entre el capital empresarial y el presupuesto para proyectos sociales. Se beneficiaba el “Grupo B”, sin destruir el “Grupo A”.

Se reabrió en Cuba el cuentapropismo, la iniciativa privada y el sistema de mercado a pequeña escala crecía tímidamente. Pero un éxodo sutil (desde el 2001 hasta nuestros días) a través de Centroamérica ha arrastrado miles de cubanos, porque el “Grupo B” (casi todos los cubanos) quieren prosperidad, ¡pero ya! El “Grupo A” no progresó por trabas burocráticas zigzagueantes. Más actualmente unas formas no estatales, pero tampoco totalmente independientes (MIPYMES) intentan abrirse paso con unos pequeños emprendedores que no son vistos con buenos ojos por el “Grupo B” porque estaba arraigado culturalmente ver la libre empresa como algo malo y a los pequeños empresarios como malditos.

Como toda gestión humana es imperfecta, todo parece indicar que siempre habrá “Grupo B” descontento porque la utopía del progreso se desea “con todos y para el bien de todos”. El “Grupo A” estará siempre —local o foráneamente— latente pero con razón muy celoso por las decisiones históricas zigzagueantes de estatización – privatización.

Quien sabe si el “Grupo A” de la economía macro mundial se abra a invertir el imprescindible capital un poco más de lo que lo hace hacia el “Grupo B” (que incluye a holgazanes y oportunistas) y resurja un capitalismo al estilo de los países nórdicos, porque parece que la humanidad es como una madre gestante que da a luz a sus hijos todos, del “Grupo A” (emprendedores) y los del “Grupo B” para que se relacionen armoniosamente entre sí. Sino la madre Historia los abortará. El Apóstol, el más universal de todos los cubanos, vivió como emprendedor cuentapropista (abogado, escritor, cronista, periodista) tres cuartas partes de su vida en un país liberal: EEUU. Aunque su concepción política (sin necesariamente la connotación actual) podría denominarse republicano escribió para La Nación, Buenos Aires el 29 de marzo de 1883(4) al ver una sala donde se rendía honor postmortem a  Marx “el maestro de la sospecha”:

Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde, y espante. Ved esta sala: la preside, rodeado de hojas verdes, el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres de diversos pueblos, y organizador incansable y pujante. La Internacional fue su obra: vienen a honrarlo hombres de todas las naciones. La multitud, que es de bravos braceros, cuya vista enternece y conforta, enseña más músculos que alhajas, y más caras honradas que paños sedosos. El trabajo embellece. Remoza ver a un labriego, a un herrador, o a un marinero. De manejar las fuerzas de la naturaleza, les viene ser hermosos como ellas […] Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa.(5)

Cuba no tiene “Grupo A”. El “grupo B” emigra. La población envejece. La economía decrece. No hay ideología, ni mensaje religioso, «con la barriga vacía». ¿Se beneficia al débil (Grupo B”) destruyendo al mercader (“Grupo A”)? ¿Perecen ambos? ¿A dónde vamos?

Referencias y Notas:

  1. Lenin V. I. “La enfermedad infantil del izquierdismo”. 1920. tomado de 1948 Obras Completas, en dos tomos, Editorial Progreso. Moscú.
  2.  “Grupo A” y “Grupo B” son textos tomados de Martin Luque, economista peruano. (Tomado de Google)

Los débiles (“Grupo B”) son una categoría sociológica que ha servido de pretexto para confundir la opción cristiana hacia los pobres con los intentos socialistas. Los mejores ejemplos son la Teología de la Liberación y los proyectos demócratas- cristianos. El Cristianismo no se alinea ni con el capitalismo ni mucho menos con los intentos socialistas.

  • Guevara, Ernesto. “El cuadro, columna vertebral de la Revolución”, septiembre de 1962.
  • Escuela de la sospecha es una famosa expresión del filósofo Paul Ricoeur. Ricœur dijo que «La dominan la escuela de la sospecha: Marx, Nietzsche y Freud: Marx reflexiona alcanzar la liberación por una praxis que haya desenmascarado a la ideología burguesa, Nietzsche pretende la restauración de la fuerza del hombre por la superación del resentimiento y de la compasión, Freud busca una curación por la conciencia y la aceptación del principio de realidad. Los tres tienen en común la denuncia de las ilusiones y de la falsa percepción de la realidad, pero también la búsqueda de una utopía. Así, estos tres autores centran, básicamente, la crítica a una forma de entender el mundo que llega hasta nuestros días, y, por ello, sus visiones son, en cierta medida, aún vigentes.
  • Martí, José O. C. “Escenas norteamericanas”, publicado en: La Nación, Buenos Aires el 29 de marzo de 1883, tomo 9 de la edición cubana de 1972.
  • La fisiocracia o fisiocratismo era una escuela de pensamiento económico del siglo XVIII fundada por François Quesnay, Anne Robert Jacques Turgot y Pierre Samuel du Pont de Nemours en Francia. Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del estado. Su doctrina queda resumida en la expresión laissez faire. El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir «gobierno de la naturaleza», al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza.
  • Al parecer la palabra socialismo fue empleada por primera vez por el monje Ferdinando Facchinei en 1766 para referirse a la doctrina de los que defendían el contrato social como el fundamento de la organización de las sociedades humanas. El socialismo implica una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica. En el sentido moderno del término, no aparece hasta 1830 en Gran Bretaña y en Francia, para designar las ideas de los seguidores de Robert Owen y de Saint-Simon. Después Lenin en El Estado y la revolución (1917) utilizó la palabra «socialismo» para referirse a la primera etapa en la consecución de la sociedad sin clases o «comunismo», caracterizada por la organización colectiva de la producción y la distribución en tanto que el consumo seguiría siendo particular. El socialismo alcanzó su apogeo político a finales del siglo XX en el bloque comunista de Europa. A pesar de los intentos tortuosos y del fracaso del socialismo en Europa, se mantiene un renacer zigzagueante aunque no exacto del socialismo teórico pero sí sus equivalentes izquierdistas sobre todo en América Latina y hasta en Europa en siglo XXI queriendo reconfigurarse por el atractivo de la sensibilidad hacia la idea de la justicia distributiva. (Wikipedia)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

REVISTA VITRAL

VITRAL WEB ESTÁ EN LA RED DESDE EL 22 DE FEBRERO DE 1999, CÁTEDRA DE SAN PEDRO

Mostrar Botones
Ocultar Botones
Scroll al inicio